Las personas siempre han sido fundamentales en el despliegue de la estrategia empresarial, sin ellas no es posible recorrer ningún camino, por corto que sea el destino.
Algo tan evidente como esto, no ha sido suficiente para darle el posicionamiento estratégico que se merece a los departamentos de desarrollo de personas que, en algunos casos, todavía siguen sin tener el peso suficiente en las estructuras de las organizaciones, centrando su gran potencial en presiones del día a día más que en desarrollar su visión más indispensable y de altura.
El Covid está revolucionado todos nuestros paradigmas previos y nos está dando la oportunidad de posicionar esta función demostrando la gran capacidad de quienes conocemos de verdad a las personas y sabemos convertirlas en palanca del cambio, de la adaptación y, por ende, del éxito.
Se ha publicado muchísimo sobre las consecuencias de la entrada del Coronavirus en nuestras vidas y, algo que se repite constantemente, es que ha venido acelerando necesidades que nuestro mercado ya tenia. La exigencia de contar y de desarrollar habilidades blandas en las empresas como algo crucial para evolucionar los negocios; la adaptación, el nuevo liderazgo, la resiliencia, la empatía, entre otras, se repiten una y otra vez. Valores sin los que las mejores tecnologías o productos no brillarán porque somos las personas quienes aportaremos la diferencia en el cómo hacerlo, cómo presentarlos, cómo mejorarlos; el cómo solo viene de las mentes.
En esta nueva etapa en la que las empresas están siendo obligadas a reinventarse a sí mismas, a los profesionales dedicados a las personas se nos pide la responsabilidad de ser agentes del cambio interno, que conozcamos muy bien la cultura y la estrategia de negocio de nuestras compañías, que seamos capaces de alinear objetivos y dibujar los planes que motiven a la gente a iniciar caminos nuevos, comprometiéndolas personalmente con el logro e involucrándolas en todo el trayecto consiguiendo el cambio verdadero, el que modifica comportamientos y produce avances sostenibles en el tiempo. Y, sí, como conocedores de la naturaleza de las personas somos quien mejor debe asumir la función de gestores del cambio, ayudando a transformar las organizaciones. El futuro es nuestro.
Isabel Bonilla. Founder & CEO Bo Growth.