El éxito de los programas de innovación de cualquier organización residen principalmente en que éstas cuenten con culturas organizacionales eficientes. No tanto con que cuenten con una gran cantidad de recursos, no tanto con que tengan departamentos de I+D potentes, aunque sea fundamental que los tengan. No importa el tamaño pero, sí cuenta, y mucho, la cultura de la empresa, que va a ser clave para posicionarla adecuadamente en el entorno actual, algo al alcance de todos y, en lo que se puede profundizar y trabajar.
Evidencia de esto mismo nos daba Gartner con una investigación en 2016, concluyendo que «la mayor amenaza para la innovación es la política interna y una cultura organizacional que no acepta el fracaso, no acepta ideas de fuera y / o no puede cambiar». Y, ¿cómo podemos hacer una apuesta clara por cultivar una cultura de innovación? Lo primero a tener en cuenta es que la cultura empresarial no sólo se construye, sino que también se promueve con cada uno de nuestros actos cotidianos. Es clave, por ejemplo, crear un contexto favorable a las nuevas ideas, favoreciendo la iniciativa y dando confianza a los equipos de trabajo implicados. De hecho, la verdadera identidad de una empresa se conoce en gran parte, a través de la opinión de las personas que trabajan en ella, de sus ideas y de sus actos.
Crear este “caldo de cultivo” tiene mucho que ver con los estilos de liderazgo que emanan desde arriba. El liderazgo es clave en lo que hace referencia a la cultura organizacional. Muchos directivos por inercia, falta de motivación u otras razones no promueven las condiciones necesarias para que su organización se abra a procesos de desarrollo de cultura y de innovación. Y esto es, sin duda, un gran freno a la innovación. ¿Qué hacer para que los puestos directivos apuesten por una cultura de innovación? Parte de esta creación de cultura empresarial reside también en la implementación de programas de capacitación y desarrollo para el talento y para la innovación. Es importante hacer ver la diferencia entre lo que somos capaces de alcanzar fomentando la creatividad y lo que nos estamos perdiendo renunciando a ella. Conviene establecer objetivos que generen y premien las ideas nuevas, desarrollar nuevos conceptos y hacer crecer la motivación por la innovación en los distintos equipos.
Es fundamentar el diálogo, que las personas se sientan cómodas a la hora de expresar sus opiniones en el equipo y a la vez, transmitir tolerancia a los posibles “fracasos” cuando la innovación es la meta. Si la cultura de tu organización es la que culpa, es difícil que surja un ambiente proclive a la innovación. Es clave transmitir que la diversidad dentro de un equipo de trabajo enriquece personal y colectivamente y que la innovación se desarrolla a partir de diversas experiencias y perspectivas. También es importante ser consciente de las limitaciones propias y del equipo y aprender a ver en los problemas, una oportunidad de crecimiento y mejora.
Impulsar una nueva cultura organizacional es un complejo proceso que requiere compromiso y un trabajo a largo plazo. Poner en marcha todos estos elementos en tu empresa puede ser un gran reto. En Bo Growth trabajamos convencidos de que merece la pena apostar por este tipo de desarrollos y, nuestro equipo de consultores de talento y cambio organizacional, han sido capaces a transformar realidades convirtiéndolas en casos de éxito. La cultura va de personas y en Bo Growth creemos y sabemos mucho de personas.