Empezó la carrera de Farmacia porque no le dio la nota para Odontología ni Medicina, las carreras que ella quería. Sin embargo, sus ganas de crecer y aprender y, el estar abierta a lo nuevo, la fueron llevando por el camino que debía hasta encontrarse con la investigación científica, su gran pasión.
Terminada la carrera, con 23 años, se dio cuenta de que la farmacia se le quedaba pequeña y necesitaba más. Así que decidió seguir indagando, especializándose en Salud Pública, cuando la invitaron a participar en su primer proyecto de investigación. Y tras él, la oportunidad llamó a su puerta, obteniendo una beca de 4 meses en Harvard. Una vez allí, tenía muy claro que había encontrado su lugar.
La meta parecía imposible, sin embargo, llegó.
Lidia Mínguez, epidemióloga reproductiva y medioambiental, ejerce desde hace 7 años como investigadora científica en la Universidad de Harvard, en Boston, estudiando los factores que intervienen en la fertilidad humana y salud reproductiva.
Su historia nos enseña a creer. Primero, en tu intuición, para seguir el camino que crees correcto, aunque ello suponga renunciar a otras cosas. Y, cuando tienes la idea clara de adónde quieres llegar, entonces en no perder el foco en lograrlo. Creer, con trabajo, humildad y perseverancia. Porque si te empeñas, puedes llegar donde quieras.
¿Quién es Lidia Mínguez y cuál es su mayor aprendizaje?
Lidia Mínguez es una epidemióloga reproductiva y medioambiental que ejerce su trabajo hoy en día en la Universidad de Harvard en Boston. Mi mayor aprendizaje en la vida es que con trabajo y humildad puedes llegar a conseguir lo que te propongas.
¿Cómo te definirías a ti misma?
Me considero muy trabajadora y muy buena persona. También soy una persona familiar que disfruto de mi hogar, pero muy exploradora, porque me encanta viajar. Soy alegre y espontánea. Pero sobretodo soy una persona que no se rinde, que lucha por lo que quiere y va cumpliendo pequeñas metas en la vida. Soy persistente y siempre pienso en grande, viendo oportunidades en lugar de barreras.
¿Qué estudiaste y con qué propósito?
Estudié Licenciatura en Farmacia en la Universidad de Valencia. Al terminar la carrera, hice un pequeño balance y lo que más me había gustado había sido Farmacología y Salud Publica. Me interesé por ambos masters y me decidí por el de Salud Pública, en la Universidad de Murcia. Tras el master, hice la tesis doctoral en Epidemiologia -es una parte de la Salud Publica- de la salud reproductiva masculina. Y honestamente, desde que terminé mi tesis doctoral, no he dejado de estudiar ni un día.
Mi propósito en aquel momento era seguir creciendo y aprendiendo. Por eso me trasladé a Murcia a realizar el master tras la carrera, y después la tesis. Honestamente, sentí que había estudiado mucho en Farmacia como para quedarme toda mi vida detrás del mostrador. Quería seguir creciendo, seguir aprendiendo y sentía que en una oficina de Farmacia no lo iba a conseguir.
¿Cuáles fueron tus primeros pasos en el ámbito profesional?
Entré en Farmacia porque no me llegó la nota para Odontología ni para Medicina. Y la carrera empezó a gustarme al final… cuando empecé a cursar asignaturas más especializadas como Tecnología Farmacéutica -para hacer formulas, cremitas, etc. -, o Farmacología. Los tres primeros años de Farmacia son como un Bachiller de Ciencias, pero más complicado. De hecho, se solapa en asignaturas con otras carreras como Químicas, por ejemplo. Pero como he comentado antes, la oficina de farmacia se me quedaba pequeña y necesitaba seguir creciendo profesionalmente. Y no sé, es que me di cuenta súper rápido. Terminé Farmacia en junio, julio y agosto empecé a trabajar como farmacéutica en una farmacia, y en tan solo dos meses, y con 23 años, me di cuenta de que no quería pasar toda mi vida detrás del mostrador. Así que en septiembre empecé el master.
¿Cuándo te das cuenta de que quieres dedicarte a la investigación?
¿Cómo empezaste en este ámbito?
Cuando estaba haciendo el master de Salud Pública me invitaron a participar en un proyecto de investigación recogiendo y limpiando datos para después ser analizados con técnicas estadísticas. El proyecto investigaba la capacidad reproductiva de los jóvenes universitarios en la Universidad de Murcia. Ahí empecé a hacer investigación y vi que me encantaba y era lo que realmente quería hacer. Me informé para matricularme del doctorado en Salud Pública para publicar con los datos que estábamos recogiendo y analizando y así dar respuestas a los jóvenes españoles acerca de los problemas reproductivos que hay hoy en día.
¿Qué sucedió entonces?
Mientras hacía la tesis doctoral, vi que uno de mis directores de tesis en la Universidad de Murcia colaboraba con un profesor de Harvard. Le dije a mi director de tesis que me encantaría hacer una estancia allí y, un año más tarde, me dieron una Beca para ir a Harvard a hacer una estancia de cuatro meses con este profesor en Boston.
¿Por qué a ti? ¿Fue tan fácil? ¿Pediste la beca y te la dieron?
Porque me vieron con muchísimas ganas e ilusión y sabían que no iba a decepcionar e iba a currármelo muchísimo allí y a exprimir al máximo mi estancia. Desde el momento en el que empecé a trabajar con él vio las horas de trabajo que estaba echando y la ilusión y ganas por seguir creciendo y me buscó financiación para ir. Es que cuando tú realmente quieres algo y luchas y trabajas por ello, solo el cielo es el límite.
¿Cómo fue tu primera experiencia en EEUU?
¡Fue como un sueño hecho realidad! Fue un poco duro al principio también porque no entendía nada del inglés americano, me costó mucho hacerme con el acento, entre otras cosas. La vida en Boston es bonita y tengo un buen recuerdo, pero lo mejor fue mi estancia en Harvard. Era muy diferente a como estaba acostumbrada a trabajar en la Universidad de Murcia. Cuando me tocó volver me di cuenta que no quería, y que necesitaba volver a Harvard para seguir formándome allí. Me abrió los ojos e hizo descubrir lo que hasta entonces estaba buscando. ¡Ahí sí me veía toda mi vida!
¿Cómo enfocaste tu carrera a partir de esta oportunidad?
Me encantó la experiencia e intenté trabajar lo mejor posible, dar lo mejor de mí, para tener alguna oportunidad en el futuro. Antes de despedirme de mi estancia en Harvard, comuniqué mi interés por mudarme a Boston y trabajar con ellos. En ese momento me dijeron que no tenían dinero de investigación para contratar a nadie más y que lo tendrían en cuenta para el futuro. Por aquel entonces yo tenía 26 años y era consciente de que debía seguir adquiriendo experiencia. Y, aunque parecía imposible, yo siempre pensé que mi oportunidad podía llegar en cualquier momento y tenía que seguir aprendiendo y formándome para cuando eso pasara. Si no hubiera sido en Boston, podría haber sido en otra ciudad, confiaba en que las oportunidades llegan y hay que estar preparado, porque si no lo estás pasan de largo. Yo no quería perder ninguna oportunidad que me permitiera conseguir lo que quería, con lo que no escatimé en esfuerzos.
¿Qué te abrió las puertas a volver?
Las conexiones. Dejar una buena reputación, que hablen bien de ti, salir siempre por la puerta grande, que la gente te valore profesionalmente. Unos meses más tarde cuando yo ya había vuelvo a España, otro profesor de Harvard le comunicó al profesor con el que yo había hecho la estancia que estaba buscando a alguien para incorporarse a su grupo de investigación. Él le dio mi contacto y ahí surgió todo. Hay que ser muy paciente a veces y ser positivo porque las oportunidades llegan, pero todo toma su tiempo, especialmente las buenas oportunidades.
¿Qué factores te ayudaron a tener éxito en tu propósito?
Perseverancia, constancia y, la verdad, estar en el momento y lugar de la oportunidad. Es cierto que la suerte se busca, pero también es necesario que se alineen algunos factores.
Yo tenía muy claro lo que quería y, el ser constante y perseverante en mi propósito, tener paciencia y dejar el tiempo necesario para que llegara, me hizo estar en el lugar que debía para que llegara mi momento. Y entonces mi golpe de suerte llegó. Tuve la gran fortuna de que mi jefe actual necesitaba incorporar a un investigador nuevo a su equipo y gracias a toda la experiencia adquirida en mi trabajo anterior y las referencias de mis superiores me ayudaron a entrar.
¿A qué tipo de decisiones tuviste que enfrentarte para conseguir tu meta?
La primera decisión, y de las más duras, a renunciar a ver frecuentemente a mi familia y mejores amigos, además de dejar mi querida España. Empecé una nueva etapa sola, en la ciudad de Boston, en abril 2014. Trabajar en Harvard supuso salir de mi zona de confort, no acomodarte para poder lograr tu propósito. Una vez allí empezaba un nuevo reto. Trabajar duro para poder obtener méritos que me llevaran a estar a la altura. Llegar a Harvard era un sueño, pero una vez allí empezaba mi nueva carrera y nuevas metas.
¿Qué fue lo más fácil y que lo más difícil?
El choque cultural es probablemente lo más difícil y empezar a trabajar en un idioma que hasta que no llevas unos meses -o años- no te sientes realmente cómoda. Pero creo que la ilusión lo hace todo más fácil y cuando tienes ganas no hay nada que te impida seguir creciendo, personal y profesionalmente.
¿Qué ha sido lo más enriquecedor de todo?
Echando la vista atrás, saber que las cosas pueden suceder, ha sido una gran lección de vida. Que si crees en tu trabajo, las oportunidades llegan. Luego, por otro lado, todo lo que he aprendido día a día desde que llegué a Harvard hace 7 años y, la cantidad de personas de diferentes países que he conocido me ha enriquecido muchísimo.
¿Cómo es trabajar en un lugar como Harvard?
Es trabajar con gente brillante de la que siempre aprendes algo, incluso los alumnos de primer año que entran en Harvard. La diversidad de la gente que está en Harvard es increíble. Nunca había tenido amigos de otras razas hasta que llegue allí.
¿Cómo es ahora tu día a día como investigadora científica?
Nosotros cada día damos respuestas a preguntas nuevas que nos han surgido hace unas semanas. Y cada respuesta nos lleva a preguntas nuevas. Y así sucesivamente vamos descubriendo cosas enlazadas a las anteriores. El ir dando respuestas continuamente se consigue con un trabajo en equipo, en el que depositas tu confianza en todo tu equipo. Esto es muy importante ya que sola no conseguiría nada.
¿Qué consejos le darías a alguien que tiene dudas sobre si está en el lugar en que desea?
Si cuando te levantas generalmente no tienes ganas de ir a trabajar, es que no estás en el lugar correcto. Lucha por tu cambio. Los cambios dan miedo, pero casi siempre son para mejor. No hay que tener miedo de pensar en grande, porque si es tu lugar, puedes llegar.
¿Cuál es la actitud para seguir creciendo siempre?
Pensar que siempre tienes cosas que aprender, de la gente que está por encima de ti y de los que están por abajo también. Cada etapa te aporta nuevos aprendizajes, cuando crees que has dado todo en algo ha llegado el momento de seguir avanzando y buscar más. Esa es la clave para seguir creciendo.
¿Y cuál es el sitio en que quedarte?
Es el lugar en el que no te molesta si tienes que trabajar más de lo deseado. En el que vas feliz al trabajo. En el que te sientes súper agradecida por la oportunidad. Y en el que sientes que puedes seguir dando más de ti y seguir creciendo cada día.
¿En qué nuevas metas estás trabajando?
Estoy trabajando para dirigir mi propio grupo de investigación. Tengo unos proyectos de investigación bastante grandes pendientes de revisión, si consiguiera alguno empezaría a contratar a gente.
¿Cuál es tu mantra? Esa frase o consejo que va contigo y que te ha ayudado en tu carrera y en tu vida.
Que el cielo es el límite. Y solo tienes que creer en ti y trabajar duro para llegar donde quieras. Si tú no crees en ti, ¿quién lo va a hacer?