Álvaro López Morcillo: De Project Manager en una multinacional a redefinir su camino al escucharse a sí mismo.

En nuestra sección What really Inspires, hoy conocemos a Álvaro López Morcillo, un mentor y coach especializado en reinvención profesional. Álvaro es un inconformista, idealista y eterno aprendiz, quien ha recorrido un camino lleno de desafíos personales y profesionales. Desde limpiar oficinas en Reino Unido para aprender inglés, hasta rechazar un cómodo puesto en Hewlett Packard, su vida está marcada por decisiones valientes, alejadas del status quo.

 

¿Quién es Álvaro López Morcillo?

Si tuviera que definirme con tres adjetivos, serían inconformista, idealista y eterno aprendiz. Aunque, siendo honesto, también podría incluir algunos menos favorecedores como testarudo o disperso, pero no es cuestión de autoboicotearme (¡eso ya lo harán otros! 😄). En resumen, mi vida se basa en una búsqueda constante de mejora, en desafiar lo establecido y en seguir aprendiendo, aunque el camino no siempre sea sencillo.

 

¿Cómo te definirías en términos de valores y prioridades profesionales?

Mis valores clave son la interdependencia, el pensamiento crítico y la justicia, sin dejar de lado la importancia de la familia, el respeto al medioambiente y el aprendizaje continuo. Estos principios guían mi forma de trabajar: colaboro en lugar de competir, cuestiono lo convencional cuando comparto ideas, y me enfoco en proyectos que generen un impacto positivo. Siempre mantengo la curiosidad de quien sabe que nunca deja de aprender.


¿Cuáles fueron tus primeros pasos en el ámbito profesional?

Mis primeros trabajos fueron como profesor particular y repartidor mientras estudiaba en la Universidad. Después de terminar la carrera, emprendí un camino menos glamuroso: me fui a Reino Unido a limpiar oficinas. No era el trabajo de mis sueños, pero lo hice con la intención de aprender inglés, lo cual ha sido crucial en mi vida.

En el ámbito más «profesional», comencé como Jefe de Producción en una empresa familiar, un puesto con muchas responsabilidades y un título llamativo, pero con escasos beneficios. A los tres meses me llamaron para una beca en Madrid, donde trabajé en Hewlett Packard mientras hacía un postgrado en gestión empresarial. Con el tiempo, me ofrecieron un puesto, pero tras observar a los consultores a mi alrededor, decidí que ese no era mi camino.


¿Cuándo te diste cuenta de que necesitabas un cambio? ¿Qué motivó ese cambio?

Ese momento llegó mucho después, cuando trabajaba como Project Manager. Me sentía atrapado por las largas jornadas y la carga de trabajo. Decidí irme a Turquía en busca de nuevos retos, pero lejos de aligerar la carga, esta aumentó al convertirme en el responsable total de la filial de la empresa.

Mi verdadera toma de conciencia llegó en un taller de inteligencia emocional. Me di cuenta de que, aunque podía resolver problemas profesionales complejos, no sabía cómo lidiar con lo que sucedía dentro de mí. Ese fue el despertar que me llevó al desarrollo personal, y finalmente a dejar mi trabajo. No fue una decisión fácil, pero era el cambio que necesitaba.


¿Qué desafíos enfrentaste al cambiar de carrera?

Enfrenté muchos desafíos, la mayoría de ellos derivados de mis propios miedos: temor a no destacar en un nuevo campo, a perder el estatus que había alcanzado y a decepcionar a los demás (y a mí mismo). Pero una vez que me lancé a emprender, el reto principal fue aprender a autogestionarme. Como empleado, los objetivos eran claros, pero al ser mi propio jefe, equilibrar al «yo trabajador» con el «yo jefe» fue una lucha constante.


¿Cuál ha sido el reto más grande?

Sin duda, aprender a decir que no. O, en otras palabras, ser congruente con lo que pienso y siento. Decir «no» implica poner límites, ser fiel a ti mismo y muchas veces ir en contra de lo que otros esperan de ti. Pero una vez que lo logras, descubres que es una de las decisiones más liberadoras y necesarias que puedes tomar.


¿Qué lecciones clave has aprendido?

He aprendido que es fundamental enfrentar los miedos. Casi siempre, cuando te das la vuelta y los ves a lo lejos, parecen mucho más pequeños de lo que parecían inicialmente. También he comprendido que la maestría no proviene de la genialidad, sino del trabajo constante. Y, sobre todo, he descubierto que SER es mucho más valioso que simplemente TRABAJAR.


¿Qué factores te ayudaron a tener éxito en tu propósito?

Curiosamente, no centrarme demasiado en el propósito en sí. En lugar de eso, me enfoqué en alinear mis acciones con mis valores y en visualizar el estilo de vida que quería: flexible y deslocalizado. Además, evité perseguir cada «objeto brillante» que parece ser la clave del éxito. Vivir desde la calma y conectar con tu sabiduría interna es lo que te lleva al lugar donde realmente deseas estar.


¿Cómo organizas tu día a día para que las cosas realmente sucedan?

Soy una persona que madruga naturalmente, entre las 5 y las 6 de la mañana. Mi estrategia para lograr que las cosas sucedan es comenzar con lo más importante, aquello que realmente necesita mi energía y atención. A lo largo del día voy completando otras tareas. Aunque a veces procrastino más de lo que quisiera, al final siempre encuentro tiempo para cumplir con mis compromisos. Eso sí, a las 5:00 de la tarde cierro todo y me dedico a lo más importante: mi hijo.


¿Qué consejo darías a alguien que tiene que comenzar de nuevo?

Mi consejo sería que deje de obsesionarse con la productividad y se enfoque en alimentar su curiosidad. Explora todo lo que te llame la atención y no te obsesiones con el resultado económico al principio. Lo importante es descubrir qué te mueve, y el resto llegará solo.


¿Hay algo más que te gustaría compartir?

Sí, creo que el aspecto más importante de cualquier cambio es aprender a gestionar el miedo. Hacerlo en solitario es muy complicado. Yo siempre he contado con profesionales que me acompañaron en ese proceso y siempre animo a otros a buscar ese apoyo. Si no priorizas tu cambio, puede que nunca llegue.


Queremos agradecer a Álvaro López Morcillo por compartir su inspiradora historia de reinvención y por abrirnos una ventana a los desafíos, aprendizajes y lecciones que ha vivido en su propio camino. Su valentía para enfrentarse a lo desconocido y su compromiso con mantenerse fiel a sus valores nos recuerdan que el cambio, aunque desafiante, puede ser el motor que nos lleva hacia una vida más alineada con nuestros verdaderos deseos. Conoce más sobre su historia y su proyecto de vida en www.aurorealizarte.com


Para quienes os encontréis en un punto de inflexión, o se estén planteando un cambio, recordad que cada paso hacia lo desconocido es una oportunidad para crecer. Explorar con curiosidad, gestionar vuestros miedos y rodearos de personas que os acompañen en este proceso. Como dice Álvaro, el éxito no está en seguir la norma, sino en construir un camino propio. ¡El momento para dar ese salto es ahora!